Mi Diario... mejor dicho, mi cada vez que se puede :-)

Con los años, supe que la mente se quedaría en blanco, y comenzaríamos de nuevo todos a partir de la misma línea...Ahora recuerdo muchas cosas, aun así es poco...

Cuando nací, recordaba más del pasado que del futuro, luego entré en una etapa que del futuro no sabía absolutamente nada, y del pasado cada vez menos, aún del pasado inmediato, quiero decir, del pasado vivido en esta etapa temporal en el planeta tierra, increíblemente no recordaba gran cosa. ¿Què què què què què?!!




Mis primeros pasos los di aproximadamente a los 12 meses de haber nacido, caminé tambaleándome hacia una ventana... El mundo era grandísimo... No era sólo aquel pequeño cuarto en el que había vivido hasta ese momento.... ¿Porque nadie me lo había dicho?... ¿Porqué no me habían sacado de ese pequeño lugar durante todo ese tiempo?...

Pasé largo tiempo asomado a la ventana... Recuerdo que un anciano me acercó un puño de galletas y café, en aquel momento me supo riquísimo, pues aunque el hambre era algo común para mí...

¡Comer me era maravilloso!... Aprendí, que...El alimento es maravilloso, cuando se come con hambre...

Hay muchas fechas que no existen en mi memoria, y en la mayoría de los casos sólo contaré de hechos y anécdotas, sin citar día o mes que ocurrieron.

Tendría yo aproximadamente tres años, jugaba con unos amiguitos con una extraña combinación de personajes; pepin era un apache, wuilly era el sargento sonders, el poli era el que repartía las municiones, yo era chucho el roto... Estábamos en guerra contra los dodos, personajes imaginarios que nos tenían copados, yo, me abrí paso entre la metralla oscura y peligrosa, buscando el monedero de mi mamá, el cual encontré con algo de dificultad entre las incontables trincheras que habíamos hecho con camas, sillas, sábanas, la mesa del comedor y un antiguo bracero, entre otras cosas.

En fin, tomé cuatro monedas de a veinte centavos, y me fui agazapado hasta la tienda de Salustia, (Quien por cierto me arrancó una pestaña que porque ya se iba del barrio y se quería llevar una pestaña de sus amigos... Ahora que recuerdo, yo no era su amigo, ella andaba con mi hermano el mayor, y eso no tenìa mucho que ver con su interés por mi amistad o mi pestaña) .

Y bueno, la tienda estaba atravesando la calle, dando la vuelta a la izquierda y como a media cuadra. Compré galletas y refrescos para los que quedaron en la trinchera...

Ya en casa, el alto mando me esperaba... Mi mamá... -a ver chico-, me dijo, - ¿Dónde están cuatro monedas de a veinte que estaban en mi monedero?-... -Los tomé para comprar comida para los soldados, pero aquí están de vuelta dos de a veinte y tres de a cinco, y a cambio, no tendrás más dodos en casa...

Se sonrió y me dijo -soldado, todo lo mío es tuyo y puedes tomarlo para alimentar a quien lo necesite, y cuando seas grande, conviértete en un soldado, pero de Dios-...

Las palabras de amá, son de profeta, ahora soy un soldado de Dios, a mi juicio soy soldado de infantería, de casco azul, y cuatro de mis más potentes armas, las heredé de ella, a saber, su sonrisa, sus genes cerebrales, su sentido del humor y la búsqueda de Dios.

Por fortuna lo encontré, y trabajo para Él.

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